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viernes, 7 de febrero de 2014

Querido queridísimo

Este escrito lo escribí hace ya unos años, y es un escrito "superviviente" .  He estado a punto de borrarlo cientos de veces pero no lo he hecho, me lo encontré hurgando en mi ordenador cuando lo iba a "limpiar" para dárselo a mi hija. . Lo encontré hace ya un tiempo pero cada día lo cuelgo y lo "descuelgo" porque hay días que no lo soporto y días que no lo entiendo, porque ahora estoy viviendo otra cosa, no entiendo la soledad como un problema, sino como una necesidad. Ahora estoy felizmente sola y felizmente acompañada por mis amigos, aunque no los vea, los noto rozando mis anhelos, porque ha quedado lejos ese sentimiento de Soledad con mayúsculas. Bueno decidí hace ya días no juzgar mis escritos, ni juzgarme a mi misma por encima de todo, así que lo cuelgo todito todo y este no iba a ser menos, así que por fin ha llegado el día que he decidido "colgarlo" porque hoy lo he vuelto a leer y me ha parecido la cosa más ñoña que ha parido madre, pero hoy me lo permito. Hoy soy feliz. Aunque no os lo parezca hoy he dado un gran pasito.


Querido queridísimo,

Llevo un buen rato buscando en el tocador de mi habitación, pero no hay manera, no consigo encontrar mi inestimable y hasta ahora inacabable paciencia. He buscado ya por toda la casa y el tocador era mi última esperanza.
La perdí ayer, un domingo lluvioso y especialmente tórrido. Decidí no quedarme en casa e ir al cine, Era un domingo que amenazaba con tormenta y no hablo precisamente del tiempo. Y así resultó, resultó ser uno de esos domingos jodidos, emparejados, dolorosos para los “sinpareja”, un domingo de hurgarte en la herida, un domingo solitario por excelencia, bajo y encharcado, y no sólo porque llovía, sino porque te hacía sentir la lluvia en lo más profundo de ti mismo, oler tu húmeda angustia, y notar el tacto áspero de la tierra abandonada.

Solo se veían parejas, cientos de ellas, hasta los perros iban de dos en dos, y solo para recordarme cada segundo que yo iba sola, SOLA con mayúsculas, con letras de neón De repente todas las personas que estaban paseando por la calle posaron su mirada sobre mi, y empezaron a cantar y bailar, todos me cantaban a mí, a la que estaba “SOOOOLA, MIRAAAAALAAAAA LA POBREEEEEE QUE ESTA SOLAAAAAAAA” rodeándome y sin dejar de cantar y bailar, y no faltaba nadie en mi musical: pareja número uno besándose bajo una farola, pareja número dos paseando al perro, pareja número tres paseando al niño, pareja número cuatro paseando a secas, pareja de guardia civiles de la mano, pareja de parejas y por supuesto no podían faltar la pareja de ancianitos modelo “llevamossesentaañosjuntosycadadianosqueremosmas” ni la pareja en tándem, en fin, la calle entera alborotada y llena de paraguas en movimiento. No hay para tanto, pensé, cuántos darían lo que fuese por tener un domingo por la tarde para ir solo al cine, sin niños, sin el “cónyuge” (palabra fea donde las haya), solo necesitas tus ojitos lindos para ir al cine ¿no? ¿Desde cuando para ir al cine tienes que usar los ojos de otro, eh?

Empieza a molestarme que en todas las ocasiones en las que pido la entrada para el cine siempre me den dos -¡Perdona solo te he pedido una! - Aaaay, ¿sólo unaaaa? Comentario siempre acompañado por esa carita de “pobrecita, animalico”. Y, por supuesto, todos los de la cola y las chicas de la taquilla se pusieron a cantar “SOOOOLA, MIRAAAAALAAAAA LA POBREEEEE QUE ESTA SOLAAAAAA”….Que “jartura”, de verdad. La peli estaba bien por eso, algo es algo, mucha risa pero por dentro, extrañamente no he exteriorizado ni una triste sonrisa, claro que si empezamos a analizar el asunto todo tiene explicación. Quizás el estar rodeada de un grupo del Imserso no daba pie a la concentración. A mi derecha tenía a un señor mayor, pero que muy mayor en dimensiones, su mujer que era muy delgada le dejaba parte de su asiento para los michelines que no le cabían en el suyo propio. ¡Qué barbaridad! Pero era un hombre sin complejos, es más, le encantaba su propio cuerpo, vamos le gustaba mucho, pero que mucho, porque no paraba de tocárselo el tío. Yo, de los nervios. ¿Y si se le acaba el cuerpo y empieza con el mío? El tipo de mi izquierda había envejecido mal a mi entender, su halitosis se extendía por doquier a norte, sur, este y oeste del cine, ¡era algo tremebundo! Algo falla en esta vida que nos ha tocado vivir, ¡¿Cómo es posible que “halitosisman” y mister “tomelotoco” tengan pareja y yo no?! Allí estaban esas mujeres desprovistas de todo criterio o sentido común, y una de ellas también tenía el olfato atrofiado, sino, no se entiende. Imagínate mi estrés cuando venia algo verdaderamente divertido, halitosisman soltaba una risotada y yo llegaba a un extraño estado de embriaguez, creo que hasta llegué a ponerme bizca, así llegué a convertirme en la espectadora impasible, unas ganas locas de pasarlo bien y al mismo tiempo aterrorizada ante la expectativa de que al pasarlo bien yo, también se lo iba a pasar bien él y esos gases lacrimógenos volverían a fluir de aquella boquita de piñón.(de piñón podrido, se entiende). Lo peor es que una vez acostumbrada a ese olor me llegaban los efluvios de ese particular aroma de las personas de “cierta edad” mezclado con Heno de Pravia, ¡joé! ¡Así no hay quien se concentre!! Se acabó la peli. ¡Tira pa la casa!

Al salir nada había cambiado, seguía siendo un domingo de los que cortan la respiración a los solitarios, seguía siendo de los que me regalan ensoñaciones que nunca pedí, que si chimenea, que si alfombra, copita de vino (y mira que no me gusta el vino pero para los sueños, que sueños son, siempre queda bien, no me acabo de ver en un momento romanticón con el calimocho) y por supuesto la compañía de aquel hombre sin rostro que te abraza para no soltarte... o sea, tú.

Mientras mis piernas se dirigían hacia casa con paso firme y decidido (se saben el camino de memoria, tengo unas piernas cojonudas), mis ojos se paseaban por el camino disfrutando del precioso paisaje de cemento y las especies autóctonas como los semáforos y las farolas cuando de repente se detuvieron en la entrada de un bar. La puerta y toda la parte frontal era de cristal glaseado y se adivinaban las figuras de aquellos que estaban pasando la tarde…Pero mis ojos no estaban interesados en los clientes del bar sinó en un solo punto, mi cuerpo me expropió de toda voluntad y se detuvo en seco, giró sobre sí mismo y casi sin darme cuenta me encontré de espaldas a aquel cristal glaseado. Coloqué suavemente mi mano allí donde alguien también tenía su mano apoyada al otro lado…. E imaginé el amor, el amor lento, sin prisas, redondo, sin puntas, con muchos graves y casi sin agudos, como el ronroneo de un gato, tibio, sin heladas, ni sequías pero con algún que otro chispazo de pasión y algún que otro rasguño desenfrenado. Y sin gritos, sobretodo sin gritos. Me quedé allí un instante eterno con los ojos cerrados y las lágrimas rodando, y mi mano seguía conectada a través de un patético cristal al contorno de una mano totalmente anónima, conectada a un mundo irreal porque era la segunda vez que soñaba despierta. Pero mis lágrimas sí eran reales.
Y fue entonces cuando perdí la paciencia. En ese preciso instante perdí la paciencia que durante tantos años había estado cultivando y cuidando. Tanto cuidado y esmero para nada, ¡para perderla en un segundo! Pero realmente ya había tenido bastante de memeces.
Habeis llegado a leer hasta aquí!? Pues felicidades, porque yo me hubiera cansado muchísimo antes, estoy cansadica de tanta acritud! No me soporto!
Me merecía algo, una bonita historia de amor, que me recordara que soy mujer, que estoy viva ¿Jolin, por qué no? Necesitaba que llegaras con urgencia y me permitieras disfrutar de la pasión de un comienzo, de tu compañía, de la suavidad de lo previsto.

Así que, querido, queridísimo dueño y señor de mis sueños, de los que duermo, de los que deseo y de los que derramé por el camino, haz el favor de aparecer ya en mi vida porque no soporto los musicales, ni los misterios y quiero saber quien eres, quiero saber si existes, si quieres pasar el resto de tu vida a mi lado (hay que tener un par para querer pasar el resto de tu vida con alguien que se inventa musicales dramáticos con farolas y... en fin) y quiero además saber que no voy a pasar lo que me queda de vida sin ti, seas quien seas.
Siempre tuya (pero no eterna),


La Impaciente Inglesa.
P.D.: Si tardas mucho más en aparecer me encontrarás deseable pero con “ch” intercalada.


Este es un chiste para inteligentes, pero esos no habrán llegado hasta aquí, supongo ...