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sábado, 8 de febrero de 2014

Paciencia al vacío

Me parece muy gracioso como, sin quererlo, hago de mis días una ruleta rusa, algo emocionante y lleno de sorpresas. Hoy he llevado a mi hija pequeña al colegio, hasta ahí todo normal, hasta que hemos llegado a la carretera y ahí estaba la señal en forma de guardia urbano, al girarse mirándome fíjamente a los ojos me suelta "No corras que ya me espero Y me espera con los brazos abiertos, el tío (pero abiertos haciendo la señal de "pasen, pasen", que nadie se vaya a pensar (no os vayáis, no) , no penseis que se alegraba de verme) - Ya tienes mucho ganado pudiendo llevar a tu hija al cole, no quieras correr ahora". Zasca!  (Esto lo diría mi hija mayor, lo dice unas 430 veces al día, eso yendo al cole, si es fin de semana lo dice el doble de veces) . Y me asalta una duda... Y a este señor de que lo conozco? A ver si la he liado parda y no me acuerdo, me alucina cómo todo el mundo se preocupa por mi,  y me alucina aún más como todo el mundo me conoce y yo no lo conozco a él (al mundo) Me sabe mal porque me relaciono con algunas madres del cole (algún dia tenía que empezar) pero no siento que sea mi autentica yo, me pasa mucho últimamente. Parece que me remodele, que renazca, porque soy totalmente distinta, totalmente otra. Y asoma otro problema, que al día siguiente no las saludo, deben pensar que soy una estúpida o algo parecido, pero la realidad es otra y es que no las recuerdo.  El otro día tuve que llamar al cole para hablar con el tutor de mi hija mayor y el final de la conversación  fue - Cuídate mucho y no quieras correr. Pero qué manía con no dejarme correr, si a mi me gusta correr, qué pasa, qué no puedo? Pero porque me conocen todos? Porqué no paran de recordarme que mi trabajo ahora es la paciencia? Sufrimiento empaquetado al vacío, vacío que la verdad,  me ha ido fenomenal porque el no recordar me ha ayudado a seguir hacia adelante sin hacerme una gran montaña de todo esto y dejándome avanzar, y no recordar (sonará pésimo y duro pero no deja de ser cierto) que las personas que han estado a mi lado han sufrido y siguen sufriendo mi vacío, mi desorden, mi olvido y mis paranoias y aprovecho para deciros que me perdoneis, que lo siento mucho, que os agradezco mil toda la paciencia que teneis conmigo y que os quiero kilos, pero ahora ese vacío me impide hacer mi vida normal y ser como era antes (cómo si normal, fuera una de mis cualidades, aajajajaajaja), por eso, porque olvido continuamente lo que iba a hacer, donde dejo las cosas, que he quedado , (lo positivo de esto es si has quedado como una imbécil, es maravilloso olvidarlo, o no?).
Hoy han llamado a la puerta, era un repartidor con un S4, se ve que lo había pedido, es una risa tot plegat, pero no veas que contenta me pongo cuando me hago estos regalos y me sorprendo a mi misma, porque me lo merezco, que coño! Porque yo lo valgo! Cuando el repartidor se va por dónde ha venido me giro y veo la tele y lo que es más raro todavía, la enciendo, mi tele tiene personalidad propia, la vuelvo a apagar. (La antena no coge ningún canal, excepto Intereconomía, no se si echarla de casa o tenar una charla con ella, y de paso, con un psiquiatra, ya que estamos).

Voy avanzando y  eso es lo que importa. Aunque el avance sea milimétrico, me vale. Igual que me vale la sonrisa de mi hija adolescente aunque solo me regale un atisbo del contorno de sus preciosos labios, aunque solo sea contoneándose en media sonrisa, solo media  y casi automáticamente se vuelven rígidos en su insistencia por demostrarme que no le caigo bien, que soy "su culpable". Y espero eternamente, si hace falta, hasta que me vuelva a regalar ese atisbo de sonrisa solo superada por ese atisbo más esperado si cabe, el de su profunda confianza. Soy inmensamente feliz cuando en un desliz se le olvida el odio que me profesa. Entonces vivimos unos minutos de complicidad, ese roce que tanto echo de menos. Me pregunta, como si yo supiera, si puedo, le respondo, tan simple y cotidiano como eso. Me siento como una pordiosera, deseando que le caigan unos pedacitos de su amor para saciar el hambre que me pega las paredes del estómago, el hambre de respeto, de estima, hambruna por una atención,  su atención, su mirada escudriñándome. Pero hasta eso me parece grandioso, ser lo más importante de su vida después de todo... Aunque sea "su culpable"preferida, prefiero serlo que ahogarme en su indiferencia.
Y voy avanzando y eso es lo que importa. La peque. Su sonrisa ya me envuelve, por lo enorme, cada vez que sonrie, su sonrisa me abraza a lo grande y noto como se me eriza la piel y se me humedecen los ojos. Cómo, sin saberlo, echaba de menos a mis hijas..... que no son mías (que son bastante suyas las dos, la verdad) y avanzando me voy a dormir, dormir.... cerrar los ojos mirando al alma, de ahí vienen los sueños. De ahí viene todo, de ahí he sacado todo lo que soy, de ahí he sacado la fuerza para seguir viviendo, soñando mirando al alma....
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