Vistas de página en total

domingo, 8 de marzo de 2015

CHICO GUAPO, PERO CUANDO HABLA.... (primera parte)

Este relato empieza en la Farga en la noche en la que se celebraba la cena de los 25 años del instituto Merce Rodoreda, y acaba en el Salamandra, bueno no, en realidad acaba en mi casa. Este relato va de un amigo de Emilio, el manco del Mercé, que lo conocí (a Emilio digo) en la cantina del Instituto, ha sido, sin duda, el único hombre que consiguió mi atención sin haberlo visto siquiera, que me hizo girarme sorprendida para ver quién cojones podía pedir un café con una pajita a grito pelao. No tenia brazos ni vergüenza y a pesar de lo agresivo de su carácter  me cayó fenomenal porque me hizo reír desde el primer dia y lo más difícil, me mantuvo ahí, en el planeta de la risa, dia si y dia también (y ya sabéis los que me conocéis lo que cuesta hacerme reír). Las cosas más grandes de Emilio que recuerdo son dos, una es cuando bajábamos la calle saliendo de mi casa y nos paró la poli, nos pusieron de cara a la pared para cachearnos (estábamos la mar de acostumbrados a estos desagradables encuentros, porque en la época de transición en la que estábamos inmersos en aquella época si ibas con una chaqueta de cuero y no te gustaban los Pecos te paraban si, si o si) y entonces Emilio empezó a quejarse de aquellos desalmaos que abusaban de un lisiado como él, que se meaba encima y que iba a mojarse los pantalones si no se daban prisa acabando con lo que fuera que estaban haciendo. A lo que el policia (el bueno, supongo) le pidió perdón y le dijo que si podía hacer algo por él, así que acabó el poli bajándole la bragueta y sacándole la minga para que meara, todo fue bien hasta que Emilio acabó de mear, apartó al poli, se la metió de nuevo y se subió la bragueta el solito, y no contento con eso Emilio le dió unas palmaditas (no habia palmas involucradas en dicha acción, sinó muñones, pero no se como se diría eso, unas "muñonaditas"?) en fin que le dió unos toquecitos en la espalda a la par que le daba las gracias. Mientras la cara del poli bueno, ya no parecía tan bueno, pero lo era, porque yo ya pensaba pasar la noche en el calabozo, y nos dejó ir.
La segunda anécdota que recuerdo es deportiva, porque a Emilio le molaba mucho jugar a futbol, y jugaba en la liguilla del insti y las chicas solíamos ir a ver los partidos (el espíritu de animadoras
que a todas nos viene de serie al nacer, se ve) En fin que no recuerdo si Emilio jugaba bien o no, (según él, no era bueno, era guarro jugando) lo que si recuerdo es el morro que le echaba al asunto, porque cuando veía que la cosa no iba bien para su equipo simplemente levantaba los brazos para parar el balón y patearlo hacia su portería, y eso lo hacía continuamente, y la primera vez el árbitro se quedó helado, y no pitó pero obviamente a la segunda ya lo expulsaron, era una risa, el arbitro le pitaba al tiempo que le enseñaba la targetita y gritaba - Manoooos! A lo que obviamente Emilio respondía gritando con los muñones alzados: - Manos? Manos? Dónde coño las ves, gilipollas!
Bien creo que la introducción era necesaria para haceros una idea del personaje en cuestión al que no veía desde hace unos ..... 20 años?, y del que no voy a volver a hablar, por lo menos hoy y por lo menos no en este escrito, así que no se porque os he contado todo esto. Bueno si que voy  a hablar de él pero... qué tontería, dios! estas setas que me he tomado eran de calidad, joé. Volvamos a empezar, va!
Hace unos cuantos años, pero unos cuantos, para redondear pondremos que hace 10 años, se celebró en La Farga de Hospitalet los 25 años del Instituto Mercé Rodoreda dónde cursé mis años de B.U.P y C.O.U.(que ahora seria ESO y bachillerato y eso, total un lio), y donde conocí a la mayoría de amigazos que aún conservo hoy, y donde me inicié a los porros y donde los abandoné porque me sentaban fatal, donde me hice una gamberra convencida y conocida a lo alto y ancho del Baix Llobregat (menuda época, madre del amor hermoso) Y en esa cena pasó lo que pasa cuando vas a un lugar lleno de gente que no ves desde hace años, que es una noche mágica y llena de sorpresas, te sorprendes cuando ves a aquellos que pasaban por tu lado en la época de instituto sin saludarte porque te veían como la pazguata de primero, esos frikis enanos que no se enteran de nada, eso eramos mis amigos y yo para los que ahora se llamarían "popus" supongo,  y aquella noche todos me saludaban con una gran sonrisa dibujada en su cara, y yo me iba todo el rato al lavabo a ver si me pasaba algo raro,  y en una de esas ocasiones que salía de examinarme por precaución, lo vi. El chico más guapo que había visto en mi vida (entonces mi vida había sido muuuy corta) (y yo igual de corta que mi vida, no os vayáis a pensar) y ahí estaba el más generoso de los generosos, dándolo todo. Era guapo el tío, muy pero que muy guapo... (vergüenza me da decir que no recuerdo su nombre (bueno y ya puestos ni su cara recuerdo. el único recuerdo que me queda es la sensación que me dio al verlo y de hecho se quedó con el apodo del chico-calendario), porque realmente era digno de salir en uno y nos referimos a él toda la noche con ese mote. La cuestión es que me quedé hipnotizada pero a los 5 minutos ya lo dejé ir y me dediqué a seguir saludando a los conocidos porque como yo me creo un insecto palo, para que hurgar en la herida, pasamos página y ya....
Lo genial de la noche estaba por llegar. Seguimos la fiesta en el Salamandra, todos los de la cena fuimos allí, y junto a los que ya se encontraban ya en el lugar nos juntamos un buen tropel de gente. Aquella noche prometia, pero mucho. Sobre todo porque yo estaba en "graciosilla mode"como solo yo sabía hacerlo. En esa época recuerdo que me daba el venazo y saltaba del taburete y igual te bailaba un tango que una sevillana y no importaba si estaban sonando los Blur, o los Propellerheads que yo iba a lo mio, y esa noche lo mío era tirarme al suelo e intentar dar vueltas sobre mi espalda agarrándome las piernas y los que me rodeaban llorando de risa, me ayudaban a girar sobre mi misma, sinó me hubieran ayudado seguiría allí en el suelo de la pista del dancing como un florero con piernas....
Esa noche no se que me dio pero iba con unas pedazo botas con un pedazo de tacón de aguja de metro y medio (vamos, lo que media yo), así que hice el tonto lo mínimo para no morir en el intento.. y me senté en cuantito vi un taburete suelto. La sorpresa llegó dos minutos más tarde cuando el chico calendario se acercó a mi y me susurró al oído mientras me bajaba la cremallera de la bota asesina, "la mueca de tu cara me ha dicho lo mucho que necesitas que te quiten esta bota" era una frase muy poco trabajada, si, lo se, pero que te la susurre un tiarrón como ese a mi me hizo la pantufla agua, y mi piel se esturrufó en nanosegundos, tenía tooooda la piel de gallina y los pies de punta, perdón, los pelos, los pelos de punta.

EL CHICO CALENDARIO..... (primera parte)

Este relato empieza en la Farga de Hospitalet, en la noche en la que se celebraba la cena de los 25 años del instituto Merce Rodoreda, y acaba en el Salamandra, bueno no, en realidad acaba en mi casa. Este relato va de un amigo de Emilio, el manco del Mercé, que lo conocí (a Emilio digo) en la cantina del Instituto, ha sido, sin duda, el único hombre que consiguió mi atención sin haberlo visto siquiera, que me hizo girarme sorprendida para ver quién cojones podía pedir un café con una caña a grito pelao. No tenia brazos, ni vergüenza y a pesar de lo agresivo de su carácter  me cayó fenomenal porque me hizo reir desde el primer dia y lo más difícil, me mantuvo ahí, en el planeta de la risa, dia si y dia también (y ya sabeis los q me conoceis lo q cuesta hacerme reir). Las cosas más grandes de Emilio que recuerdo son dos, una es cuando bajábamos la calle saliendo de mi casa y nos paró la poli, nos pusieron de cara a la pared para cachearnos (estábamos la mar de acostumbrados a estos desagradables encuentros, porque en la época de transición en la que estábamos inmersos en aquella época si ibas con una chaqueta de cuero y no te gustaban los Pecos te paraban si si o si) y entonces Emilio empezó a quejarse de aquellos desalmaos que abusaban de un lisiado como él, que se meaba encima y que iba a mojarse los pantalones si no se daban prisa acabando con lo que fuera que estaban haciendo. A lo que el policia (el bueno, supongo) le pidió perdón y le dijo que si podía hacer algo por él, así que acabó el poli bajándole la bragueta y sacándole la minga para que meara, todo fue bien hasta que Emilio acabó de mear, apartó al poli, se la metió de nuevo y se subió la bragueta el solito, y no contento con eso Emilio le dió unas palmaditas (no habia palmas involucradas en dicha acción, sinó muñones, pero no se como se diría eso, unas "muñonaditas"?) en fin que le dió unos toquecitos en la espalda a la par que le daba las gracias. Mientras la cara del poli bueno, ya no parecía tan bueno, pero lo era, porque yo ya pensaba pasar la noche en el calabozo, y nos dejó ir.
La segunda anécdota que recuerdo es deportiva, porque a Emilio le molaba mucho jugar a futbol, y jugaba en la liguilla del insti y las chicas solíamos ir a ver los partidos (el espíritu de animadoras
que a todas nos viene de serie al nacer, se ve) En fin que no recuerdo si Emilio jugaba bien o no, (según él, no era bueno, era guarro jugando) lo que si recuerdo es el morro que le echaba al asunto, porque cuando veía que la cosa no iba bien para su equipo simplemente levantaba los brazos para parar el balón y patearlo hacia su portería, y eso lo hacía continuamente, y la primera vez el árbitro se quedó helado, y no pitó pero obviamente a la segunda ya lo expulsaron, era una risa, el arbitro le pitaba al tiempo que le enseñaba la targetita y gritaba - Manoooos! A lo que obviamente Emilio respondía gritando con los muñones alzados: - Manos? Manos? Dónde coño las ves, gilipollas!
Bien creo que la introducción era necesaria para haceros una idea del personaje en cuestión al que no veía desde hace unos ..... 20 años?, y del que no voy a volver a hablar, por lo menos hoy y por lo menos no en este escrito, así que no se porque os he contado todo esto. Bueno si que voy  a hablar de él pero... qué tontería, dios! estas setas que me he tomado eran de calidad, joé. Volvamos a empezar, va!
Hace unos cuantos años, pero unos cuantos, para redondear pondremos que hace 10 años, se celebró en La Farga de Hospitalet los 25 años del Instituto Mercé Rodoreda dónde cursé mis años de B.U.P y C.O.U.(que ahora seria ESO y bachillerato y eso, total un lio), y donde conocí a la mayoría de amigazos que aún conservo hoy, y donde me inicié a los porros y donde los abandoné porque me sentaban fatal, donde me hice una gamberra convencida y conocida a lo alto y ancho del Baix Llobregat (menuda época, madre del amor hermoso) Y en esa cena pasó lo que pasa cuando vas a un lugar lleno de gente que no ves desde hace años, que es una noche mágica y llena de sorpresas, te sorprendes cuando ves a aquellos que pasaban por tu lado en la época de instituto sin saludarte porque te veían como la pazguata de primero, esos frikis enanos que no se enteran de nada, eso eramos mis amigos y yo para los que ahora se llamarían "popus" supongo,  y aquella noche todos me saludaban con una gran sonrisa dibujada en su cara, y yo me iba todo el rato al lavabo a ver si me pasaba algo raro,  y en una de esas ocasiones que salía de examinarme por precaución, lo vi, el chico más guapo que habia visto en mi vida (entonces mi vida había sido muuuy corta) (y yo igual de corta que mi vida, no os vayais a pensar) y ahí estaba el más generoso de los generosos, dándolo todo. Era guapo el tio, muy pero que muy guapo... (vergúenza me da decir que no recuerdo su nombre (bueno y ya puestos ni su cara recuerdo el único recuerdo que me queda es la sensación que me dió al verlo y de hecho se quedó con el apodo del chico-calendario), porque realmente era digno de salir en uno y nos referimos a él toda la noche con ese mote. La cuestión es que me quedé hipnotizada pero a los 5 min ya lo dejé ir y me dediqué a seguir saludando a los conocidos porque como yo me creo un insecto palo, para que hurgar en la herida, pasamos página y ya....
Lo genial de la noche estaba por llegar. Seguimos la fiesta en el Salamandra, todos los de la cena fuimos allí, y junto a los que ya se encontraban ya en el lugar nos juntamos un buen tropel de gente. Aquella noche prometia, pero mucho. Sobre todo porque yo estaba en "graciosilla mode"como solo yo sabía hacerlo. En esa época recuerdo que me daba el venazo y saltaba del taburete y igual te bailaba un tango que una sevillana y no importaba si estaban sonando los Blur, o los Propeller Heads que yo iba a lo mio, y esa noche lo mio era tirarme al suelo e intentar dar vueltas sobre mi espalda agarrándome las piernas y los que me rodeaban llorando de risa me ayudaban a girar sobre mi misma, sinó me hubieran ayudado seguiría allí en el suelo de la pista del dancing como un florero con piernas....
Esa noche no se que me dio pero iba con unas pedazo botas con un pedazo de tacón de aguja de metro y medio (vamos, lo que media yo), así que hice el tonto lo mínimo para no morir en el intento.. y me senté en cuantito vi un taburete suelto. La sorpresa llegó dos minutos más tarde cuando el chico calendario se acercó a mi y me susurró al oído mientras me bajaba la cremallera de la bota asesina, "la mueca de tu cara me ha dicho lo mucho que necesitas que te quiten esta bota" era una frase poco trabajada, la verdad, pero que te la susurre un tiarrón como ese a mi me hizo el"ñoqui" agua, y mi piel se esturrufó en nanosegundos, tenía tooooda la piel de gallina y los pies de punta, perdón, los pelos, los pelos de punta.