Vistas de página en total

martes, 13 de junio de 2017

Te quiero más de lo que te aprieto

Hoy he tenido un día especialmente tórrido y ñoño, me he dejado caer hasta las profundidades de la melancolía, aprovechando que es martes y que mi hija, "la peque", me ha pedido bajar con la "iaia" porque el martes es su día. La mayor ya salió volando hace un tiempo, porque supongo que las reacciones ante las adversidades te hacen insensible a las nimiedades como los protocolos sociales, y a mi me encanta que sea más valiente que yo, que se atreva a huir, que se atreva a cruzar esos límites tan sutiles, teniendo la certeza de que todo aquel que la rodea, no la entenderá y la criticará, está bien escapar cuando se avecinan tormentas que aparecen en forma de tifones, y yo se que le he provocado unos cuantos huracanes emocionales, se que se siente cuando todo tu alrededor se derrumba,y sientes esa soledad abrumadora que se siente exponencialmente cuando eres adolescente, pero aún así, aún entendiendo.. la echo tantísimo de menos, no me parece justo. Porque tuve que partir antes de que ella echara a volar? no me dio tiempo a despedirme suavemente de su infancia, de sus abrazos, de su inocencia,  de nuestra complicidad, que ya pertenece a otros. Ha sido demasiado pronto, demasiado brusco, pero antes o después tenia que llegar de todos modos. Estoy segura que a todo aquel que tenga un hijo, siempre les parecerá demasiado pronto, demasiado peligroso, demasiado atrevido, y un sin fin de demasiados que son proporcionales al demasiado amor que se le profesa, pero... nunca es demasiado, nunca. Así que al salir del hospital me he topado con dos ausencias, la de mi hija que está en casa de su padre y su mundo de los reproches, y Cuore, nuestra preciosa y amorosa gata, que tambièn se la llevaron para que no estuviera sola.
Jamás he aprendido a amar sin dolor, ya iría siendo de urgente necesidad, enseñar a los que vienen a poder hacerlo con placer y sin miedo, con alegría vamos, y luego ya nos ocuparemos de las mates y la geografia.
Y ahora me acabo de dar cuenta que no iba a hablar de mi melancolía familiar, pero, si ha salido el tema será por algo,de hecho empecé  a sentirme melancólica simplemente porque escribiendo un relato que se llamará Arriki, se me ha encendido el resorte del recuerdo, pero el guay eh. Y se abrió la caja de Pandora, que yo siempre he utilizado la expresión al revés, porque la uso para decir que a partir de ese momento es un no parar de magníficas sensaciones (y se ve que es totalmente al contrario), en fin que ya me vale que a los casi 50 me de cuenta de estas cositas). Pues a lo que iba, hoy he estado escribiendo sobre la época en la que abrimos Esteban y yo un bar musical y a medida que iba escribiendo y recordando los temazos de aquella época dorada del brit-pop, del indie, ese niñito que salió de las fauces de la música alternativa, a medida que iba recordando momentos se me erizaba la piel, hasta se me cayó una lagrimilla.
Para arreglar el día vino Pueto a verme, que vive en Madrid, pero yo insisto en colocarlo en su antiguo hogar con sus papis, parece que mi inconsciente no quiere asimilar que se fue. Siempre es una experiencia agradable, me sienta fenomenal verle y cuando mi amigo del alma viene a pasar un ratito por Barcelona, me pone de buen humor. Hace 35 años que nos conocemos y pasamos un solo bache (que yo recuerde) que en ese momento parecía insalvable pero el tiempo, la paciencia y todo lo que habíamos compartido nos dejó continuar y doy gracias por mantener eso que cada día valoro más, la amistad en mayúsculas. Cierto es que hay muchísimos personajes en mi vida y muchos amigos, pero siempre tienes más afinidad con  unos que con otros, pues el está en el grupo de los más vips, junto con tres más, todos se lo han ganado a pulso porque aguantarme a mi es dificultoso, no os creais. Y lo más bonito del día fue cuando nos despedimos en la puerta con un abrazo de oso que fue incluso doloroso, por mi reciente lesión, por las fracturas de un par de vértebras y mi lenta recuperación de masa muscular, lenta pero segura. Y cuando me abrazó y se dio cuenta que no debía abrazarme fuerte, dijo:
                         - Te quiero más de lo que te aprieto

Y esa frase se me quedó impregnada en el corazón, mientras lo escribo me siento muy privilegiada y llena de emociones que, a veces no me parecen de este mundo, en días como hoy que me siento desbordada y aunque sola, acompañada de mis pensamientos a flor de piel.  Leí una vez que los que tienen el corazón grande se llenan con poco, pues yo debo tener una cardiomiopatía (últimamente, me invento una de palabros)

A todos y en especial a mis preciosas hijas, os deseo una vida repleta de brisas suaves y sosegadas, con mares azul turquesa, calmos y cristalinos, primaveras cálidas y largas , veranos fresquitos, otoños multicolor e inviernos tibios ,

OS QUIERO A MUCHOS