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domingo, 17 de abril de 2016

Ayer tuve un sueño

Ayer noche tuve un sueño y no soy Martin Luther King, ni siquiera me parezco. No se si lo fue o fue una ensoñación, pero fuí a visitar el cementerio de las palabras olvidadas. Estaba lleno, llenísimo, no cabía ni un punto, ni una coma. Habian palabras nunca escritas, nunca oidas, nunca mencionadas, las malinterpretadas, que eran, curiosamente las más numerosas ...y, hablando de números, también estaban por allí los infinitos que nunca se dejaban oir, ni mentar, eran larguísimos y también los más ignorados. También habían palabras, las más aventureras, en las puertas esperando su entrada y automáticamente, su caida libre al desuso.... frascachela, albeitar, albarda, capellán, diezmo, letanía, onza, legua y podría pasar la tarde amontonándolas todas porque también eran miles. Y abrí una maleta que casualmente llevaba (en los sueños es lo que pasa) e intenté rescatar unas cuantas, como gañán y filibustero que yo todavía las uso!