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lunes, 21 de marzo de 2016

ME DIJERON EN POCAS PALABRAS

Me dijeron en pocas palabras 
- te quedan cuatro días. 
Y yo, por supuesto, me lo creí… y por supuesto, me adelgacé, y por supuesto creí que ya había llegado mi hora, nadie me explicó que si te dan un susto de muerte lo más lógico es que tus neuronas te jueguen una mala pasada, y animen a tu sistema nervioso a desanimarse, y provoquen con desafíos y malas maneras a tus defensas, y éstas decidan irse allá donde las traten mejor. En realidad nadie te dice nada, porque todos están ocupados buscando la solución, tantas veces errónea, que les interesa que sea errónea o crónica, mejor más dinerines claro que si, de tu enfermedad? que ni siquiera es una sinó un síndrome abierto para añadir enfermedades vinculadas que curiosamente cada año evidentemente son más y más, hasta que ya sea dificil que se les escape nadie. La enfermedad tan jugosa y lucrativa, la enfermedad de la sociedad enferma, la enfermedad de vivir en un mundo maltratado, la enfermedad del dinero, la enfermedad del no saber vivir sin que duela, y el olvidarnos de nuestras necesidades más básicas, el olvidarnos de que tenemos sentimientos tan fuertes que nos hacen enfermar. Mi médico de familia jamás me preguntó si me dolió la muerte de mi padre,ni me preguntó el ginecólogo que sentí cuando me violaron a los catorce años, el estomatólogo nunca hizo referencia al dolor de estómago del primer desamor, ni del segundo, ni del tercero…, el oculista nunca supo que a los once años vi como mi padre le rompía la nariz a mamá a puñetazos… mi padre tampoco lo supo nunca, no lo recordó o no quiso recordarlo y al otorrino no se le ocurrió que quizás aquella frase marcada a fuego lento “Deberías abortar, ninguna criatura inocente merece tener una madre como tu” tuviera algo que ver con mis problemas auditivos, o quizás fue aquel terrible disparo….

lunes, 14 de marzo de 2016

Recuerdos que me hacen sonreir. Harold

Mi vida es un círculo que de vez en cuando se abre en busca de nuevas experiencias pero siempre se vuelve a cerrar, quizá sea cada vez mayor, en ocasiones es ovalado, otras vibrante, otras veces se convierte en un círculo ondeante, la verdad es que nunca para quieto, menos en una ocasión que se quedó inerte y ya parecía que todo se fundía en negro pero sorprendentemente empezó otra vez a vibrar y ondear incluso con más fuerza que antes, pero ayer por la noche me metí en la cama (en otra que no era la mía) sonriendo porque recordé junto a Pep (desde aquí mil perdones por aguantar a la agüela cebolleta) un montón de historias para desternillarse y todas vividas en primera persona, no eran de youtube, ni instagram, ni twiter, eran mis historias y la verdad que me lo he pasado en grande en esta vida, realmente me lo he pasado muuuuuy bien me he reido hasta dolerme, me he reido hasta ahogarme, me he reido hasta desfallecer, la cuestión es que me he reido de todas las formas y modalidades posibles, hasta follando me he reido mucho! Y entre todas las historias de la agüela cebolleta me quedo con dos, precisamente la de Mallorca (ahora que estoy aquí) y la de Harold en Tárrega. Harold es un amigo de Richard mi novio inglés de los 90 y con el que tuve mi relación más larga creo que fueron 6 años (es de admirar un chico que haya conseguido mi interés durante tanto tiempo y más de admirar que aguantara mis neuras). Ahora, pasados los años, lo confirmo, Richard es una maravillosa persona. Igual que Harold que también debe ser una maravillosa persona cuando no bebe. Bien, es justo decir que hace como 20 años que no lo veo, creo que habrá cambiado un poco y si no, fijo que está en una caja de pino, ese ritmo no lo aguantaba ni un ruso muy entrenado. Mis amigos acabaron por conocerlo como el "Wuot".  Se bebía una cantidad inhumana de cervezas y su cerebro activaba un resorte que limitaba su vocabulario a esa palabra, que en español la traduciriamos por Qué. Harold era un personaje muuuy especial, se hacía querer a su manera  pero se hacía querer y mucho porque en el fondo desde su pinta de skinhead agresiva era enternecedor. Llamaba Harold a todo lo que le rodeaba, así su coche (un beettle de los colores del parchís, o sea vivos, no cualquier cosa, no) se llamaba Harold como su pez, su periquito, y al final su bici cuando le retiraron el carnet. También se lo hubieran retirado con la bici si hubiera habido uno, pero como no han inventado licencia para eso (dadles tiempo que yo ya les he dado la idea) porque en bici siguió yendo al pub para ponerse en estado "Wuot" y a la vuelta en una ocasión que estaba nevando, iba tan borracho que se cayó en el arcen y se quedó dormido, mientras la nieve lo iba cubriendo (Harold debe tener más vidas que un gato seguro). Una vez cuando estaba con Richard Harold vino a visitarnos todavía vivíamos en casa de mi madre así que le dejé mi habitación de "soltera" para que se acomodara allí, dormía encima de 3 colchones porque no nos dejó arreglarle la cama, habíamos puesto los colchones que nos sobraban o que no usabamos pero nos sabía mal tirarlos porque  aún estaban aprovechables, así que imaginaos para subirse a aquella cama, pues Harold no tuvo ningún problema, incluso durmió tan  a gusto que nos solucionó el tema de los colchones, los meó los 3 así que ya no nos dio reparo tirarlos al container.
Bien ahora que os he hecho una pequeña introducción de Harold el "wuot" andante, os explicaré que cuando vino a visitarnos y meó los 3 colchones decidimos que era mala idea quedarse en casa y acabara de estropear todo el mobiliario, así que nos fuimos a Tarrega aprovechando que era el festival de teatre al carrer así lo tendríamos al aire libre y tendría muchos árboles para mearlos todos si le apetecía.
Así que allí que fuimos pero Harold debe tener un radar para meterse de cabeza en los lios gordos y ese año (era el año 1991), acabó todo en llamas; un coche, la casa consistorial, vamos que se lio la de Dios, empezó a las 4 de la madrugada pero a las 8h la policía todavía estaba cargando con sus porras dando porrazos a mansalva, Harold no se enteró de nada porque como era habitual en él pilló una cogorza y se ehó a dormir, y se despertó en pleno follón de gritos y porras y como no reconoció el lugar, le entraron unas ganas locas de encontrar un bar lo antes posible, así que ni corto ni perezoso, vió a un poli con la mano levantada a punto de dar un porrazo a alguien y le paró en seco cogiendole de la muñeca y preguntándole " excuse me un bar?". A lo que el poli muy en su papel de chulo con gafas de sol de espejo y chicle le contestó con un silencio de 2 segundos (le costó reaccionar porque supongo que a él le sorprendió incluso más que a nosotros) y un "vete por ahí, anda" tan de nuestra tierra, a lo que Harold dijo, thanks mate! y salió corriendo en la dirección que indicó la mano del policia. Todavía hoy 25 años después me entra la risa cuando me viene la imagen de Harold corriendo y la cara de aquel poli que no sabía lo que acababa de pasar.