Vistas de página en total

domingo, 19 de octubre de 2014

El hombre que se enamoró de la luna

No entendí porque la vida me lo plantó delante, ya estaba acabando mi viaje al centro de mi misma, cuando apareció. Era el último día y había planeado pasarlo sola en una cala que me habían enseñado la noche anterior y me pareció maravillosa, una pared de roca immensa, era perfecta y mágica. Así que me fuí cargada con mi mochila y mis pensamientos (alegria me da decir que pesaba más la mochila) para pasar esa noche en mi roca de Formentera, donde su forma plana y su disposición me deja cada vez que visito la isla, dormir bajo ella y disfrutar de la noche estrellada, del oleaje a mis pies y de la luna, y  con la doble tranquilidad de no ser vista y de estar a un paso del puerto donde el ferry que me iba a deslizar hasta Ibiza partiría por la mañana. Y es brutal abrir los ojos con el sol saliendo, y el agua cristalina meciéndose a dos metros de tu cara. Como siempre la isla me saca con facilidad todas las lágrimas que suavemente van brotando, desfilando por mis mejillas, en un silencio abrumador, porque es un silencio roto, por las olas que tímidamente van rompiendo con las rocas, y por mi respiración, mirando esa luna, recordando y evocando a Spanbauer que con su libro "El hombre que se enamoró de la luna" me inundó de pasión y me mostró la celebración de la sexualidad en todas sus formas con Cobertizo y me enseñó a vivir en los espacios en blanco y en el silencio que existe entre dos palabras.
Cuando me bajé del autobús, iba siguiéndome un chico que andaba espatarrado, porque los kgs acumulados no le permitían cerrar las piernas. Me giré como el que se gira esperando una bofetada, enjuta con  los hombros comprimiditos,  nunca sabré porque por primera vez en muchos largos meses reaccioné así, con temor inconsciente, hacia qué? Le miré directamente a esos ojos rasgados y pequeños, pequeños por genética supuse y pequeños por comer demasiados bollos, eso dejé de suponerlo a los 5min. q es el tiempo máximo q podías estar sin masticar algo  y bajé automáticamente mis hombros cuando vi su mirada tan atemorizada, y el me preguntó
- Perdona, sabés de algún lugar para pernoctar acá, es que no conosco y vine a pasar un par de dias pero no tuve suerte y no encontré lugar.
- Pues yo estoy en las mismas. He venido a Es Pujols en busca de una cala que me enseñaron ayer, la cual no conoce nadie y obviamente yo tampoco, se puede dormir tranquilo, bueno eso si la encuentro claro!
- Te importa si voy contigo? ....... Por favor?
Dude unos segundos porque supongo que no era mi plan del dia cargar con un lastre y de tal tamaño, pero irradiaba tanto miedo que no pude decirle que no,  era como si le dijera que no a un amiguito de Claudia y dejara allí solo a un niño de 4 años, no pude explicarle que me había reservado ese día para mi, y mi soledad, para disfrutar de ella frente al mar, y mirar a la luna para que esta me inspirara y me derramara todas las palabras perdidas en este caótico mundo, derramándolas suavemente, en la piel, en mis poros dilatados para absorver todas y cada una de ellas y finalmente se deslizaran hasta mis dedos. Pero mis ojos lo miraron con recelo y mi boca le dijo:
- Claro que no me importa.
Y todo el día el chaval hizo enormes esfuerzos para que no me arrepintiera de mi decisión e hizo para que su presencia pasara desapercibida, hizo lo indecible, vamos para que no notara que estaba acompañada...
Tenía pensado pegarme un homenaje ese último día, no se si quería sorber un coco helado o zamparme una mariscada como si no hubiera un mañana, pero Raul que así se llamaba mi gran amigo,(ya se que lo acababa de conocer, pero era grande el tio, que le vamos a hacer),  decidió que no podiamos gastar el dinero tontamente, así que me cogió el brazo derecho y me llevo hasta un super, para comprar jamón, pan y una botella de fanta. Luego para mi deleite compró una bolsa de morros fritos, que media hora más tarde se metería con ansia en la boca, para masticarlos bien masticados (doy fe que los masticó bien porque no dudó en enseñarmelos, lo difícil era que mantuviera cerrada la boca, tanto para comer, como para hablar y la verdad es que Raul podía hacer ambas cosas a la perfección y al unísono), y claro está cuando toda esa masa informe y maloliente estuvo preparada me habló. enviándome una ristra de proyectiles morrunos directos a mi sorprendida cara.
Comer pan a palo seco con jamón y morros fritos en un parque, mientras me rociaban la cara de oratoria peruana estucada con trocitos masticados de esa mezcla porlan de morro de cerdo, pan y jamón. Una delicatessen, claro está. Un momento erótico-festivo, para no olvidar.A estas alturas ya empezaba a desvariar conmigo misma y a tener esas conversaciones internas con quien sea que lleve este cotarro. Dime porqué me has mandado esta prueba taaaan dura, qué tengo que aprender de esto?qué tengo que sacar de todo esto?.
Buscamos la dichosa cala,  nos equivocamos, así que, bajo un sol abrasador, íbamos pasito a pasito, hacía ninguna parte, por esos caminos de tierra rodeados de sabinas y los grillos que vaya fiesta que llevaban los tios, parece que les dimos tema de conversación, e incluso yo diría q su sonido era de sorna total, creo que dse estaban partiendo, nada de creo, lo se.  Pasamos, yo no se las horas, dando un absurdo rodeo para ir a parar al mismo lugar de donde veníamos, la playa que nos llamó a los dos por igual y sin mediar palabra nos quitamos la ropa y nos adentramos en el mar que nos abrazó con su frescor salado,
Una vez aliviados por el mar seguimos andando  pero esta vez preguntando y esta vez nos volvimos a equivocar, así que no se pa que preguntamos, la verdad. Como vi que la cala era una excusa perfecta para volver a Formentera (como si yo necesitara excusas, jojojojo) no me preocupé en seguir buscándola, simplemente nos acomodamos en unas rocas de fácil acceso al mar, un rincón solitario y discreto y donde no habría ni cristo a parte de una loca como yo q llegara hasta allí, y un loco miedoso como él que no discutia una palabra y cualquier lugar le parecía fenomenal con  tal de no quedarse solo.
De hecho le iba a preguntar si el lugar le parecía bien, pero no me dio tiempo cuando me giré su ropa estaba ya en las rocas y 5 segundos después yo me quitaba la mía y me alargaba la mano para ayudarme a meterme en el agua.
El mar estaba cabreado, pero cabreado, cabreado. Me empujaba hacia las rocas sin compasión, q bravura por Dios! Me salió una sonrisa al pensar lo cómico de la situación, morir a golpes o incluso ahogada, después de haber sobrevivido a lo imposible. Y encima morir a mi edad y virgen (qué pasa? seguro que me ha crecido el himen!). Mi cara salía del agua y se volvia a sumergir y en una de esas aproveche para coger aire y para divisar a Raul para ver que hacía, y su cara era un cromo, la cara de terror que llevaba convirtió mi sonrisa en una carcajada silenciada por el oleaje cabrón que me pegaba unos bofetones de la ostia! Y visto q el mar había decidido hacer un pulso conmigo y visto que yo no iba a poder con él, me rendí, como el día que me rendí para florecer y renovarme, para empezar de nuevo y reinventarme. Y funcionó, porque me dejé llevar, y descansada ya, me acerqué a la roca y me subí de un brinco. Raul estaba blanco (y mira que era moreno el tío) y me sacó otra vez la sonrisa, porque realmente era como un niño pequeño. Por vez primera se calló más de cinco minutos. La estrategia era asustarlo!
Aproveché el silencio para relajarme en una roca plana que se hallaba al otro lado del agua y disfrutar del placer del cálido astro rey mientras las gotas de agua resbalando por mi piel se apresuraban para volver al mar, su mar. De repente alguien toco mi pelo. Era él, cómo lo había hecho? segundos antes estaba al otro lado y ahora...
- Te importa que te acaricie el pelo?
- Si solo es el pelo
- Bueno, de hecho me gustaría hacerlo
- HACER QUEEEÉ???! (me salió del alma, que quereis) 120kgs de niño de 42 años charlatán pretendía chafarme entre una roca y él?. Y como iba a aguantar yo ese retoooo. por  no decir ese pesooo. Mi cabeza pensó eso y mi boca dijo....