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miércoles, 18 de mayo de 2016

Soy el tiempo que me queda.

Estos días ando más en el subsuelo, que en los picos. Estaba ya a nivel del mar (aunque lleve meses sin verlo, estoy a su nivel, si) y lo cierto es que lo echo de menos. Pero ya no estoy ni siquiera ahí, porque estos dias (yo supongo que es cíclico) no consigo salir de las grutas y cavernas donde me metí y ni se cuando, ni porqué. Supongo que los cambios de estación me superan y encima si van acompañados de cambios hormonales, cambios democráticos (que no lo son en absoluto) y cambios de humor (bueno eso va intrínseco en la sección hormonal), cambios de luna, cambios posturales, cambios de estado y sobretodo los cambios climáticos, pues ya ni os cuento.
Estos días la vida me ha inmovilizado con un líquido muy molesto y doloroso en mi rodilla. Cada dos por tres la vida me para a ostias, porque no aprendo a dejar de hacer, dejarme llevar por la corriente, siempre haz, haz, haz. Dejé de escribir, dejé de correr, dejé de ir a mis maravillosas clases de yoga, incluso dejé de beber y lo más triste es que dejé de ir a ver a mi preciado mar ese que siempre sabe susurrarme lo correcto en el momento correcto, y como también dejé de ir a depilarme pues se hace incómodo, (que no imposible, menuda soy yo). Solo me dejé ... más bien.

martes, 3 de mayo de 2016

¿Porqué lloras?

¿Porqué lloras? No lo entiendo Silvia, deberías estar contenta. Podrás dedicarte a tus hijas, podrás escribir, por fin. Tendrás todo el tiempo del mundo para dedicarte a lo que más te apetezca. Llevo 20 años en la profesión y ya lo he visto todo, pero tu.... Hay gente que ha venido aquí cojeando y luego al salir se olvidaron de su cojera, han venido muchos con mucha cara y pocos motivos reales, y tu, que tienes todos los motivos del mundo y encima el agravante de ser madre soltera, no quieres la baja permanente? Es la tercera vez que vienes y con tu historial médico, no puedo darte el alta, entiéndelo. Lo siento.
- Es que a mi hija le gustaba muchísimo su trabajo.
Mi madre miraba a la inspectora con los ojos vidriosos, no quería llorar delante mío, no como yo que ya no me importaba llorar delante de quien fuera, de hecho últimamente tenía la costumbre de soltar la lágrima cada dos por tres.
- Lo pasaba bien, la verdad, y encima había muy buen ambiente entre los compañeros. La llamaban Dori, como el pez de Buscando a Nemo, siempre ha sido muy desmemoriada y simpática, siempre le arrancaba sonrisas a todo el mundo. Le cantaban la posición del aeronave a aparcar y ella lo aparcaba en otro lugar. Pero no era por rebeldía sinó por falta de memoria. Y en la torre de control siempre se referían a ella como Dori, yo creo que había más gente que la conocía por ese nombre que por el suyo propio, incluso muchos pilotos al llegar al aeropuerto hacían chistes sobre dónde los iba a colocar esta vez Dori,. No se, tenía esa capacidad, pero ahora... se le había derrumbado todo su mundo.
Mientras bajaba las persianas miró por última vez a través del cristal a ese mar que la acompañó esos dos años, que le susurró mientras ella buscaba inspiración en su vaivén, y ahora tenía que abandonarlo todo, las niñas ya no irían al colegio de la misma calle, ni al parque frente al mar, y las niñas echarían de menos la piscina comunitaria, todo era tan fácil allí. Creyó que ya lo tenía todo, sus hijas estaban felices, tenian el mar en servicio permanente, todo para ellas. Las tardes de otoño que bajaban a la playa, risas de un frescor inimaginable, el color del atardecer, todo era de un perfecto que era irremediable que se rompiera en algún punto y fue en ese, precisamente en ese punto donde no cabia más felicidad, ni más abundancia, ni más amor y ya no se podía avanzar más, supongo.

lunes, 2 de mayo de 2016

Volviendo a mis orígenes

Y esta mañana,al no pasar muy bien la noche, me he recordado en mis mejores momentos "Bridget", porque todo me salía raro y tenia la risa tonta y me acordaba de cosas tontas que me han pasado (en mi caso es fácil, me han pasado tantas...). Al salir de la ducha (momento erótico donde los haya) me he puesto el albornoz pero con la mala suerte de que se me quedó atascado el brazo en la manga, y a medio meter, yo no se si a vosotros os pasa, que cuando estas mojado, intentar meter el brazo en una manga de albornoz es como intentar meter una longaniza en el coño de la Bernarda con 90 años de edad (yo aún no he llegado a esa edad y no creo que llegue pero eso debe estar tan seco como una mojama, no?) bueno, ya dejo de decir tonterías, que no entra ni patrás, que se queda atascado todo, quizás me sobran los codos o compro los albornoces demasiado baratos, sea lo que sea  me quedé atascada y eso no se si os ha pasado nunca pero a mi me pone de los nervios, y tener el espejo enfrente no ayuda. Verte en esa indigna posición mientras tu hija se descojona viéndote.... es una experiencia irrepetible, sobretodo cuando sales del baño con el brazo arriba y las tetas fuera y tu vecino te saluda desde la ventana de enfrente (concretamente este vecino, ha entendido mal mis accidentales shows pornográficos y ahora él también se asoma a su ventana en pelota picá)  en fin, yo con los vecinos tengo esas conexiones especiales (por no decir que los hombres sois tontos de narices, que veis dos tetas y se os deshacen las neuronas  y ya os traiciona ese ego masculino, "esa perra quiere temaa" y lo que quiere esa perra es por este orden, cortinas nuevas y un albornoz en condiciones). Mejor me aparto de la ventana, y miro a otro lado, por ejemplo miro a mi peque que ya se le pasó el ataque de risa y está últimamente muy obsesionada con las rimas pero no le salen bien pobreta.
- Mama, di celo
- Celo!
- Salchichón!
Y no lo hace adrede, que eso es lo preocupante, como su hermana mayor que cuando canta también es muy preocupante porque parece que lo haga adrede, pero no.
La gata está sentada maullando frente a la puerta que encierra la lavadora, se la abro para que vea que está peor que su dueña y sus hijas juntas y se queda dos minutos viendo como da vueltas pero se cansa rápido. QUE FAMILIA! Si es que ni la gata se salva.
Me pregunto si los gatos tendrán la capacidad de discurrir esos momentos en los que hacen cosas absurdas, como cuando llaman a la puerta para que les abras y cuando abres no entran, quien no se ha pasado una tarde entera abriendo y cerrando hasta que se te hinchan y lo dejas fuera hasta que aprenda. Normalmente somos nosotros los que no aprendemos, les volvemos a abrir la puerta, seguro.
Os dejo que mi hija se tiene que ir a dormir, no sin antes soltar su última rima:
- Ay madre mia, ay mi madre. Rima, mama?
Pero que entenderá mi hija por rima?