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miércoles, 5 de noviembre de 2014

El hombre que se enamoró de la Luna (2)

- Ostras, lo siento, pero no va a ser.
- Pero me dijiste que llevabas 6 años sin... Cómo nadie puede aguantar tantos años sin sexo? Explícamelo!
- Pues eso, como nadie aguanto yo. Pero, precisamente, si llevo tantos años ya no me viene de un día.
Y entonces me vino un pensamiento nubarrón (yo les llamo así porque cuando te vienen prometen dos cosas o una tormenta demencial de sentimientos encontrados o chubascos varios) y el pensamiento fue... Un momento, eso quiere decir que hasta este personaje folla más que yo? bueno esta no es la frase, que este personaje folla (solo con que lo haya hecho una vez en el último quinquenio  ... era fácil superarme) con ese miedo demencial, y consigue conectar con alguien y follar?
Y ya nos vestimos (yo más rápido que él) y nos fuimos a buscar el autobús que nos llevaría al puerto para pasar la noche bajo la piedra, mi piedra. Lo miré de reojo, y a él? Dónde lo colocamos? Debajo de la piedra no cabemos los dos... Cuando nos bajamos del autobús estaba nervioso, buscaba en su bolsa algo que supuse que tenia que ver con comida. Al final desistió porque supongo que le vino a la mente un pensamiento esclarecedor del momento en que se acabó la bolsa de morros. Y empezó a. andar en dirección contraria a "mi piedra".
- Dónde vamos?
- A una cama muy cómoda dónde podemos pasar la noche. Solo hay un problema tenemos que dejar tu mochila en alguna parte porque si nos dormimos seguro que te la quitaran.
- Pero no habiamos quedado que íbamos al lugar que yo sabía? No entiendo nada.
- Es que dónde tu dices no hay camas y seguro que pasamos frio y no habrá nadie, y tendré miedo.
- Y porqué no te quedas tu aquí y yo me voy dónde tenia pensado? Porque esto es un chill out y aparte aquí es playa abierta, el garito cierra a las tres y nos despertaran para echarnos tio y yo necesito dormir seguidito porque a las7h tengo que estar despejadita para volver en el Ferry a Barcelona.
No muy convencido dio la vuelta y soltó un - Bueeeno como tu quieras.
Para a los cinco minutos de ir andando me preguntó:
- Cuánto falta? Es que a mi no me gusta andar creo que ya te lo dije...
A lo que yo iba a contestarle que no hacia falta que lo dijera, que su lenguaje corporal ya era suficientemente explícito. Pero se apareció la cara de mi hija a traición y me la imaginé yendo al cole, haciendo el mismo recorrido que los 300 dias anteriores y preguntándome:
- mami cuánto falta?
Así que se me abrió el corazón de par en par y me salió rozándome suavemente los labios un
- No te preocupes, ni te darás cuenta y ya estaremos allí.
Y para que dije nada, como no, me desorienté y fuimos en la dirección que no era dos veces y dos veces tuvimos que desandar lo andado, a mi me costaba mirarle a la cara, porque lo oía resoplar y caerle las gotas de sudor (y eso que era de noche) y verlo andar era todo un poema.
Pero al fin llegamos al camino del Sa Sequi, ya estaban cerrando, y se veían tres siluetas en la penumbra de la terraza, supongo que recogiendo y dirigiendose las últimas palabras de despedida hasta el dia siguiente que volverían a verse con esa sensación de no haber dejado nunca ese lugar.
Mis ojos se fijan en el firmamento, donde no hay lenguaje, ni palabras, ni tiene voz que susurre al viento, esta noche inexistente, pero si infinitas estrellas, de dónde salen tantas? nos las robaran? Porque en Barcelona no hay tantas, no hay un manto estelar como ese ni en broma! Fue una suerte encontrar el lugar justo a tiempo para aprovechar la luz del local antes de que la apagaran para encontrar mi rincón, mi piedra y justo inmediatamente después se marcharon para no vernos "infringir la ley" que horas antes me habia comunicado mi niño grande, con su temor limpio de una inocencia infantil
 - Qué nos pasará si nos ve alguien?
 - Que nos deportarán a nuestro lugar de origen, lo cual para mi sería el colmo de la buena suerte, pero para ti sería una putada que te devolvieran al Perú, no?
Lo dije en broma pero él parece ser que le di tema para pensar porque a los 10 segundos me preguntó
- si me deportaran me pagarían el billete a casa? Porque entonces quedemonos aquí no más, a pasar la noche.
Era la primera vez que lo veía sonreir. una sonrisa abierta con los ojos brillantes de picarón.
- Ah! Yo pensaba que ya no querías volver, cuántos años decías que llevabas aquí?



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